Menos ruido y más conciencia
Tengo que confesar que nunca le he visto la gracia a la forma escandalosa con la que se despide el año. Mi hijo dice que no tuve infancia y que soy un aguafiestas. Puede ser, pero eso de explotar cosas, además de ser una estupidez, es hasta peligroso. De mi niñez - que sí la tuve - recuerdo los incidentes muy lamentables que dejaron mancos, quemados o tuertos a más de uno. El colmo ha sido que, durante demasiado tiempo, se ha tenido la costumbre de disparar al aire con armas de fuego, práctica que ha causado muertes y graves daños. Todo por «celebrar» un suceso tan natural. Claro que todos nos alegramos de llegar al nuevo año, pero debemos demostrarlo de una manera menos ruidosa y más segura. ¡Que el 2011 nos traiga sensatez en ésta y otras cosas de nuestra vida de pueblo!