MUSarañas

El Movimiento Unidad Soberanista (MUS) se ha lanzado - más o menos - al ruedo político electoral. Digo que más o menos porque sus señas de identidad parecen ser la ambigüedad y la indefinición. De entrada, insisten en llamarse «movimiento» y no partido, como si el nombre hiciera la cosa. Lo cierto es que cualquier «cosa» que tenga un programa político y postule candidatos para puestos electivos es un partido. Pretender hacer distinciones bizantinas en esto demuestra un doblejuego conceptual que no le hace bien a estos nuevos salvadores de la patria.

Ese mismo doblejuego se manifiesta en la carpa de la «soberanía» bajo la cual pretenden aglutinar a un «reguerete de gente» que incluye a realengos y resentidos profesionales, muchos de los cuales han renegado de la independencia por cuestiones personales. Como si apoyar la liberación nacional debiera depender de la simpatía o cualquier otra cualidad menor de un dirigente político. Quienes en el pasado han tachado de arrogancia o caudillismo a la dirigencia del independentismo organizado electoralmente debieran examinar si los procesos internos del MUS son tan democráticos, pulcros y transparentes como ellos exigen. Quienes una vez exigieron la independencia sin tapujos, hoy favorecen componendas con la metrópoli, disimulos y eufemismos ideológicos. ¡Pobres diablos!

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