«Yo» no

Aunque me parece bien que Ricky Martin haya asumido su identidad sexual públicamente, creo que es lamentable que le haya dado una prominencia que eso no tiene ni debería tener. Aceptada su homosexualidad, el asunto debió quedar ahí, en el ámbito de su más estricta intimidad, y no para ser el tema central de su autobiografía y sus comparecencias públicas de estos días, matizadas de un morbo y un sensacionalismo que es contradictorio con sus gestiones filantrópicas y de otra índole. La sexualidad de cada cual no debe ser tema de conversación universal, pues la banaliza, convirtiéndola en elemento de chismorreo. El hecho de que por tanto tiempo él negara lo que cada día se hacía más evidente para todo el mundo no quiere decir que ahora nos tiene que contar su vida sexual con todos los detalles. Igual de mal estaría si fuera heterosexual.

Martin es un artista, y en lo que se refiere al público, sobre su carrera es que debe hablar, amén de las causas en que genuinamente pueda creer. No quisiera pensar que este asunto sea una forma de volver a la atención del público, en un momento en que ya su carrera había caído en un bache. Sería penoso que esto fuera un golpe de efecto para revivir su carrera. Eso sí sería caer en el peor de los baches.

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