Falta de criterio profesional

Consterna la falta de rigor intelectual en círculos académicos, intelectuales y profesionales en nuestro país.  Hemos permitido, desde hace mucho tiempo, la entronización de la mediocridad.  La enseñanza, desde grados primarios hasta la educación continua, deja mucho que desear en cuanto a contenido, expresión y metodología.  Nadie exige y nadie se exige.  La docencia está en manos de personas que, en general, no están capacitadas para ello.  Algunos no saben lo suficiente de la materia que pretenden enseñar; muchos no saben comunicar lo que saben, pues no tienen las destrezas lingüísticas para ello, y un gran número carece de técnicas adecuadas para trasmitir su conocimiento.  Con cada generación, se empobrece el aprovechamiento académico puertorriqueño.

Acabo de regresar de un curso de educación jurídica continua en el que una conocida y experimentada colega se pasó cuatro horas leyéndole a los asistentes el texto de una presentación en power point que, además, teníamos en la carpeta que se nos entregó al llegar.  Con una expresión atropellada, desorganizada y trunca, sus comentarios añadieron muy poco a lo que estaba escrito.  Imagínese el lector lo que ocurre a niveles primarios, intermedios, superiores y universitarios...

Comentarios

Jaime Riera Seivane ha dicho que…
A mí me pasa igual. A veces los confereciantes aburren a su audiencia y ésta lleva sus aparatitos electrónicos para "trabajar" y facturarle al cliente por sus horas créditos de educación legal contínua.

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