«Sarna con [dis]gusto...»

Lo de que haya sarna humana en el Albergue de Víctimas y Testigos - no es la primera vez - es algo así como un «castigo cruel e inusitado» para gente que está allí involuntariamente y para colaborar con la administración de la justicia penal.  Según se informa, la falta de aseo allí es endémica, lo cual propicia el contagio con ésta y otras enfermedades.  El Albergue fue una buena y necesaria iniciativa hace 20 años, pero siempre ha estado plagado de dificultades y falta de atención por parte del Departamento de Justicia, quizá porque se le ve como algo de importancia secundaria en el esquema funcional del Ministerio Público.  En cierto momento hubo hasta denuncias de conducta impropia de índole sexual en el Albergue.

En nuestro sistema, es frecuente que se establezcan programas o proyectos meritorios, pero muchas veces no hay un verdadero convencimiento de ello ni, por consiguiente, el compromiso de mantenerlos adecuadamente.  Ocurre que se montan estos tinglados para cumplir con alguna legislación o reglamentación del Gobierno de Estados Unidos o copiado de esa jurisdicción, y como todo lo que se hace «para cumplir con el expediente», cae víctima de la desidia y el desinterés.

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