Puerto Rico fascista

Lo que quizá pudo haber sido tomado como una hipérbole hace algún tiempo es hoy una dura realidad: vivimos un estado policiaco orquestado por el poder ejecutivo y avalado por un poder judicial que, a su más alto nivel, responde a ese mismo poder ejecutivo.  En su afán totalitario, el gobierno usa la brutalidad policiaca para acallar toda disidencia y protesta a macanazos y arrestos «fabricados» para desmantelar el movimiento estudiantil que se opone a las arbitrariedades y caprichos de las autoridades universitarias.  La orden del día es la represión.  Ahora se comprende mejor el alcance de la descolegiación y el debilitamiento general del Colegio de Abogados, como una manera de ir quitando del camino todo aquello que pudiera hacerle frente a este fascismo que comienza a asfixiarnos en todos los órdenes de la vida puertorriqueña.

Los que se han pasado la vida criticando regímenes totalitarios ajenos son hoy los arquitectos del desmantelamiento del estado de derecho en nuestro país.  Quienes denunciaban la violencia en el contexto revolucionario, hoy la ponen en práctica institucionalmente, encubierta como «ley y orden». Puerto Rico vive una crisis de democracia, derechos civiles y libertad inimaginada hasta hace muy poco.

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