El mejor interés puertorriqueño

He dicho antes que las decisiones importantes en la vida puertorriqueña no deben hacerse, principalmente, a base de si con ello se reciben más o menos fondos del gobierno de Estados Unidos.  Una vez más, se le plantea al país el asunto de aumentar la edad mínima para el consumo de alcohol, de 18 a 21 años, para que seamos elegibles para recibir millones de dólares que se puedan usar en el mejoramiento de nuestras carreteras.

Me parece, cuando menos, feo que discutamos este asunto en estos términos.  El criterio rector debe ser si es lo mejor para nuestra sociedad, independientemente de la cuestión de los fondos federales.  Más de 500 años de coloniaje nos ha hecho tan dependientes, que todo lo vemos a través de ese prisma.  Creamos o no creamos en las bondades de este cambio, es el asunto económico lo que prima en el debate público.  Incluso, se habla de fondos que se «pierden», a manera de reproche por una descuidada gestión administrativa, en vez de señalarse que no siempre es conveniente acogerse a esos fondos, habida cuenta de que, a veces, están predicados en una agenda ajena basada en una realidad distinta.

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