El voto íntegro

A riesgo de que se me acuse de simple e intransigente, lo de la reforma electoral me tiene sin cuidado.  Mi voto íntegro ha sido, es y será siempre para el partido que defienda la independencia para Puerto Rico.  Mientras ese problema vital no se resuelva, no contemplo posibilidades de componendas con quienes se postulan para, bien sea por afirmación o desidia, mantener la ignominia del coloniaje en este país.  La simpatía personal o méritos de cualquier clase de un candidato a puestos electivos quedan opacados por la aceptación más o menos entusiasta de la presencia del gobierno de Estados Unidos en nuestro país.  No creo, pues, en «pactos con el diablo».

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