Los enfermos imaginarios

Continúa la alta incidencia de fraude al Seguro Social, práctica hecha posible de manera importante por médicos y psiquiatras, algunos de mucho renombre. Ningún fraude se justifica; mucho menos el que se hace para obtener indebidamente beneficios para personas que lo merecen por condiciones de salud física, mental o ambas. El gran número de casos refleja una degeneración social a todos los niveles de nuestra sociedad. Es la busconería en grado sumo; «vivir del cuento» de que se está enfermo e impedido de trabajar, con el fin de recibir fondos públicos a los que no se tiene derecho.

Los profesionales de la salud que se prestan para estos esquemas, certificando males inexistentes o agravando falsamente los que se tienen, merecen no solamente una temporada «a la sombra», sino la pérdida permanente de su licencia para ejercer la medicina. Así de fuerte debe ser la sanción por esta traición a sus deberes profesionales, en busca de ganar dinero fácilmente.

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