Lo bueno de Trump
El viejo dicho de que «no hay mal que por bien no venga» se cumple con el gran mal de Trump y lo bueno que ha traído. Al quitarle la careta al Imperio y revelar lo que el país es en el tuétano de sus huesos, ya no le queda duda a nadie de lo que ha sido, es y será USA dentro y fuera de sus fronteras. Se acabaron los disimulos y las hipocresías. No hay alianzas ni amistades con nadie.
Como no se puede esperar nada bueno, cada cual tiene que velar por lo suyo, sin estar confiando en la «protección» de los americanos. No hay dinero ni voluntad de ayudar a los demás, individual o colectivamente. Por lo tanto, la orden del día es la del esfuerzo propio y ayuda mutua comp parte de grupos de individuos y naciones, poniendo la mayor distancia posible de Estados Unidos.
Lo mejor que se puede hacer es dejar tranquilo a ese país; no ir allá ni tener mucho que ver con su vida. Ese es un país de gente blanca que habla inglés, que quiere permanecer así y le molesta la gente oscura de piel que habla otras lenguas. Que se cocine en su salsa de autosuficiencia.
Aprendamos todos esta lección de Donald Trump y no nos engañemos más.
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