Escuelas privadas privadas

Se publica un «lloriqueo» de las escuelas privadas por reducciones en su matrícula que, incluso, ha llevado a  algunas a cerrar sus puertas, y otras a estar en remojo. Durante décadas hemos vivido la fantasía de que todas las escuelas privadas son mejores que las públicas. Lo cierto es que, al igual que otros renglones en el mercado -- después de todo, las escuelas privadas son un negocio -- hay variaciones en calidad. Las hay buenas, regulares y malas. Pero, muchos padres incautos han pagado a precio de oro una educación de segunda categoría para sus hijos. Es parte de ese vivir de las apariencias que el afán de distinción suele producir. Así se sienten tranquilos, creyendo que le brindan a sus hijos una buena educación, y se despreocupan, pues los tienen en una «buena escuela».

La realidad puede ser otra, y requiere que los padres evalúen si es cierta tanta belleza. Pero, eso exige cierto grado de conocimiento, esfuerzo y tiempo, y no todo el mundo está en condiciones de justipreciar la educación de sus hijos.

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