Palabras sabias de Savio
¡Palabras con luz! Roberto Savio, de visita en Puerto Rico, ha dicho, entre otras muchas verdades, que «la nueva economía...ha abandonado la búsqueda del empleo pleno y la justicia social como valor constitutivo de una sociedad democrática». He aquí resumida la tragedia que se vive en las sociedades capitalistas del planeta. Tragedia, claro está para los empleados, obreros y trabajadores. Los patronos y sus lacayos muy bien acomodados adormilaron hace tiempo sus conciencias -- si alguna vez la tuvieron -- y se dedican a disfrutar de una «buena vida» a costa del trabajo mal remunerado y explotado de los asalariados.
Nuestro país, al igual que muchos otros, está en crisis porque las empresas pagan sueldos de hambre sin beneficios ni seguridad, y ello no permite que exista una demanda interna adecuada por bienes y servicios. El inventario de vivienda se desborda porque empleados a tiempo parcial, con contratos trimestrales y sin beneficios no pueden asumir la responsabilidad de una deuda hipotecaria, ni aun la de una propiedad modesta, especie en peligro de extinción en un mercado lleno de apartamentos y casas sobrevaloradas. Ni siquiera cuando se reduce drásticamente su precio le es posible a la gente adquirirlas, habida cuenta de sus ingresos limitados y la inseguridad de empleo.
Pero, nada se hace porque los ricos se aferran rabiosamente a los privilegios que obtienen de la explotación de sus empleados.
Nuestro país, al igual que muchos otros, está en crisis porque las empresas pagan sueldos de hambre sin beneficios ni seguridad, y ello no permite que exista una demanda interna adecuada por bienes y servicios. El inventario de vivienda se desborda porque empleados a tiempo parcial, con contratos trimestrales y sin beneficios no pueden asumir la responsabilidad de una deuda hipotecaria, ni aun la de una propiedad modesta, especie en peligro de extinción en un mercado lleno de apartamentos y casas sobrevaloradas. Ni siquiera cuando se reduce drásticamente su precio le es posible a la gente adquirirlas, habida cuenta de sus ingresos limitados y la inseguridad de empleo.
Pero, nada se hace porque los ricos se aferran rabiosamente a los privilegios que obtienen de la explotación de sus empleados.
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