En la tierra de «1984»

La vertiente informática del fascismo ha llegado tan lejos que hasta en algunos casos se ha empezado a recoger velas. Es lo que acaba de ocurrir en Inglaterra, donde un tribunal especial para asuntos de los poderes investigativos del Estado ha dictaminado que espiar masivamente la comunicación por Internet y teléfono viola los derechos humanos. En otras palabras, tiene que haber una sospecha razonable de ilegalidad que justifique la intervención telefónica o informática de las comunicaciones ciudadanas.

En este caso, el asunto se complicó porque los ingleses -- perritos falderos de los americanos -- compartieron la insaciable voracidad de Estados Unidos por espiar a su gente y a la del resto del mundo, y le facilitaron ese acceso a la información ilegalmente obtenida.

Todo esto ha dado lugar a múltiples pleitos contra el gobierno inglés y el estadounidense y las empresas que se han prestado para ello, que esperemos tengan un resultado similar al aludido.

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