Una situación escandalosa

Es de suponer que, ahora que el Tribunal Federal ha sentenciado al exjuez Manuel Acevedo Hernández a diez años de reclusión por corrupción, el Tribunal Supremo de Puerto Rico sacará un ratito para desaforarlo indefinidamente. El Poder Judicial puertorriqueño, inexplicablmente, se ha tomado todo su tiempo en completar lo que es, en esencia, un trámite pro forma, habida cuenta de los hechos de este caso. Con ello, queda mal parado, en una situación subordinada a las autoridades federales de Estados Unidos, inepto e injustificadamente lento en cumplir con su responsabilidad disciplinaria de la abogacía.

Un día de estos, alguien se va a ocupar de exponer públicamente el tiempo que se tarda el Tribunal Supremo en decidir los casos de disciplina de la abogacía y sus resultados. Cuando eso ocurra, se verá que se trata de una situación escandalosa, consentida y tolerada por el Alto Foro durante muchos años, de la cual se han hecho partícipes figuras relevantes de nuestra profesión.

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