Del «arquitecto» Medina Carrero

Por fin, parece que los profesionales de la industria de la construcción -- arquitectos, constructores e ingenieros --empiezan a darse cuenta de lo que todos sabemos: no se puede continuar fabricando apartamentos y casas para ricos en un país de pobres. Ahora se juntan para celebrar un certamen de diseño ajustado a nuestras realidades climatológicas, económicas, geográficas y poblacionales, para producir unidades de vivienda cuyo costo no pase de $150,000. Ojalá se cuaje este junte de materia gris, y no se quede en un ejercicio de relaciones públicas para «lavarle la cara» a un sector que, con su insensibilidad, le ha hecho mucho daño al país, sembrando cemento indiscriminadamente y con múltiples vicios de construcción.

Un pequeña sugerencia de un lego en la materia: diseñen casas con techos  de a dos o a cuatro aguas, para evitar el empozamiento que produce las ubicuas filtraciones en el país. Con eso nada más ganaríamos todos.

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