«¿Quién nos protege de quienes nos protegen?»

El colmo de los colmos. El jefe de los oficiales de custodia del Departamento de Corrección parece ser incorregible, habida cuenta de su abultado expediente penal, que incluye fechorías cuando ya era empleado correccional. Se alega, a manera de disculpa, que él nunca informó de esas situaciones. Pero, ¿de cuándo a acá el gobierno descansa en la palabra de un aspirante a un empleo, sobre todo, uno tan sensitivo como ése? ¿Para qué existen los certificados de antecedentes penales?

La respuesta la sabemos: el sujeto es un gran recaudador de donativos para el partido de gobierno. Con esas credenciales «impecables», todas las otras huelgan. La desfachatez de este gobierno no tiene límites. Como no distingue entre gobierno y partido, lo que es bueno para uno es bueno para lo otro. Aunque, como en este caso, sea malo.

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