La verdad graciosa

Cada día se comprueba más que «la verdad es más extraña que la ficción». Porque eso de que a algunas aldeas españolas llevan mujeres de fuera para emparejarlas con los solteros que allí viven, con el fin de repoblarlas, es casi un guión de cine. Pero, más que eso, lo inverosímil son los nombres de los «personajes» de esta historia. Un organizador de este casamenterismo se llama Manuel Gozalo, quien preside la organización Asocamu, que funciona en una aldea conocida como Candeleda. Si algo así lo vemos en una comedia, diríamos que el autor ha recurrido a un humor facilón. Pero, es el caso que se trata de la pura verdad; de una de esas casualidades o coincidencias entre nombres y circunstancias.

¿O alguien olvida que el apellido de un mandamás bancario español es Botín?

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