La tercera vía

Espero que no sea cierta la apatía electoral que algunos vislumbran. El sistema electoral, con todos los defectos y limitaciones que tiene o pueda tener, es el mecanismo para formar gobierno en una democracia representativa como la nuestra. La abstención o el retraimiento pueden tener un valor simbólico, pero, en el orden práctico lo único que logran es que otros decidan por quien opta por ese proceder.

El disgusto con los políticos no debe extenderse a la política. Hay suficientes candidatos buenos, capaces y honrados  para escoger. Lo que hay que hacer es votar por ellos, y no empeñarse en elegir a quienes ya han dado muestras de todo lo contrario. El bipartidismo crónico que nos afecta tiene que dar paso a una apertura hacia seleccionar los mejores candidatos. Ya sabemos lo que ofrecen los dos partidos principales. Continuar votando por ellos es condenarnos a más de lo mismo.

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