Una admisión tácita

Acabo de ver un anuncio en el que se convoca a una marcha a favor de los perros pitbull, que, justificadamente, se tienen como los «enemigos públicos número 1» de la seguridad vecinal. La experiencia dolorosa y trágica debería ser suficiente para que los animales racionales desistieran de la tenencia de esas fieras, pero, al igual que los americanos que prefieren las matanzas diarias a renunciar a su sacrosanta Segunda Enmienda a la Constitución, aquí poco falta para que alguien proponga una enmienda constitucional que reconozca el derecho a tener esos perros.

Curiosa e irónicamente, al final del anuncio se le pide a los asistentes «no llevar perros». Pregunto: ¿No será que existe el temor fundado de que los pitbulls muerdan gravemente a los asistentes?

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