Un elefante blanco

Me parece que el traspiés de Juan Carlos es mayor que el que le provocó la rotura de la cadera. La vida le habla -- como a cualquier hijo de vecino --y le dice que es hora de ceder el trono, antes de que sigan los desaciertos. Aunque aplaudido por algunos, lo de mandar a callar a Chávez fue una muestra de falta de temperamento «real». Ahora, irse de safari mientras el país se va al carajo es una imprudencia que puede delatar el efecto de sus 74 años y 37 en el trono. Los españoles, al igual que los ingleses, han sido muy tolerantes con su monarquía, pero todo tiene un límite, y cuando el Rey se tiene que estar disculpando con sus súbditos, la cosa anda muy mal. Los otros problemas de la Casa Real tampoco ayudan.

Como Juan Carlos no es El Cid, lo mejor que puede hacer es abdicar «por motivos de salud», y dejar que Felipe le dé un nuevo aire al reino.

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