Por una «sana intransigencia»

La renuncia de José Rivera Santana como Director de Planificación del Gobierno Municipal de San Juan a 26 meses de asumir el cargo no debe sorprender. Es lo que le ocurre a los independentistas incautos que creyeron el canto de sirena de Carmen Yulín y sus famosas alianzas y compromisos con Reimundo y todo el mundo. Ese fracaso de Rivera Santana demuestra por qué no se pacta con el diablo, y hay que ser «sanamente intransigente». El hombre creyó que podía hacer obra dentro del Partido Popular y con la simpática de Carmen Yulín como alcaldesa. Ahora descubre que en el gobierno municipal «hay unos espacios muy limitados» y que «el espacio se me había agotado». A pesar de la elegancia con la que ha intentado disfrazar su renuncia, al buen entendedor...

Sirva este caso de ejemplo a los independentistas que se vean tentados a aceptar cargos o puestos públicos en el Poder Ejecutivo y los gobiernos municipales, con la vana ilusión de colaborar a enderezar el rumbo torcido del Partido Popular.

Comentarios

Hiram Sánchez Martínez ha dicho que…
Disiento respetuosamente, Alberto.

No es colaboracionismo, sino servicio público. Un independentista no debe abstenerse de participar en la gestión de mejorar la administración pública del país cuando se le presente la oportunidad. Solamente cuando se enfrente a decisiones que contradigan aspectos ideológicos fundamentales o cuando se le requiera una actuación que pueda considerarse contraria al interés público es que debe rehuir su participación y denunciarla. No hay que esperar a que Puerto Rico sea una república para que el servicio público se nutra de independentistas serios, capaces y decentes con verdadera aptitud y vocación de servir a nuestra gente. No hay por qué dejarle la administración pública solamente a populares, penepés y lugaristas. La frustración de un servidor público independentista —que, naturalmente, no se espera que lleve ninguna agenda ideológica a su taller de trabajo— no debe ser motivo para que los demás independentistas tiren también la toalla. Puerto Rico necesita independentistas en la administración del gobierno; en las tres ramas. Y si no, preguntémosle a María de Lourdes Santiago y a la gente del PIP.
Alberto Medina Carrero ha dicho que…
Hiram, entiendo tu disenso, pero no lo comparto.

Aunque lo que dices puede parecer muy lógico, y hasta noble, en la práctica no funciona. No me refiero a empleados de bajo nivel en la jerarquía gubernamental, sino a los que ocupan cargos o puestos gerenciales. Esos, al estar subordinados a gente de otra visión de mundo, van a tropezar con lo que tropezó Rivera Santana.

Fíjate que no mencioné ni a la Rama Judicial ni a la Legislativa, pues en ellas dos hay condiciones distintas de la Ejecutiva y el ámbito municipal. Aun así, la judicatura está llena de jueces que solo piensan en su renominación y en la pensión.

Me parece que se te olvida que los independentistas podemos servirle al país desde el sector privado, creando conciencia, denunciando y fiscalizando, incluso por medios como éste, lo que se hace en el gobierno.

Creo que Rubén tuvo mucha razón cuando dijo que Gilberto Concepción, hijo había sido «sanamente intransigente». Los independentistas tenemos que serlo, y no prestarnos para darle respetabilidad a los enemigos de la Patria, por más simpáticos que sean. El soberanismo no es sustituto del independentismo, y somos demasiado viejos para caer en esa trampa.

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