¿Y nuestras abuelas «aonde» están?

La inminente visita de la dirigente de las Abuelas de la Plaza de Mayo pone sobre el tapete en nuestro país el conformismo de la mujer puertorriqueña con el régimen que sistemáticamente le arrebata la vida, la salud física y la salud mental de sus hijos y sus nietos. Con la excepción de la organización Madres Contra la Guerra -- de reciente cuño y poca trascendencia -- las madres y abuelas puertorriqueñas han aceptado resignadamente el sacrificio inútil de sus vástagos en las aventuras guerreristas de Estados Unidos. Peor aun, muchas se sienten honradas y orgullosas de que  ellos hayan muerto en Afganistán e Irak,  para mencionar los dos ejemplos más recientes del uso de nuestros jóvenes como «carne de cañón» de los americanos.

Otro ejemplo de cómo el coloniaje corrompe hasta las relaciones más sagradas y sublimes de los seres humanos.

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