Mala administración judicial

El largo lamento judicial por los ajustes que tienen que hacer debido a la situación presupuestaria pone de manifiesto, indirectamente, los desaciertos administrativos que han lastrado la administración de los tribunales desde hace años. De la lista de cosas que han eliminado y tendrán que seguir eliminando surgen claves de los gastos que hundieron la economía de la judicatura: proyectos faraónicos, gastos dispendiosos y programas insostenibles. En algunos casos, la implantación dilatada de mecanismos modernos, que ahora se juzga «costosa».

Al Poder Judicial puertorriqueño le pasó lo mismo que al resto del gobierno: quiso vivir más allá de sus posibilidades económicas. Y ahora está en la calle y sin llavín.

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