La quiebra de la ideología oportunista

Los sobrinitos puertorriqueños del Tío Sam andan como locos y sin idea, buscando que él los saque del hoyo económico en que, conjuntamente, metieron a nuestro país con su irresponsabilidad fiscal durante décadas. El Gobierno de Puerto Rico se dedicó a tomar prestado de manera irrestricta, con las ahora infames emisiones de bonos, y ahora la deuda es tan grande que resulta impagable.

Pero, había que «hacer obra». Porque eso es «el progreso que se ve», lema muñocista con el que se quiso encubrir los disparates moscosianos, acallar la disidencia responsable y silenciar la oposición leal. La quiebra económica de hoy es el resultado de la quiebra intelectual y moral de dos generaciones dóciles y sumisas ante un caudillo insular y el amo del Norte.

Ahora se gastan $45 millones en cabilderos y consultores -- americanos, por supuesto -- para mendigar en Washington que le resuelva el problema que la clase dominante criolla creó en este tinglado falso de prosperidad. Tan falso como el Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

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