Ni para dragar

Una vez más se pone de manifiesto nuestra lastimosa condición colonial, en un asunto eminentemente práctico, que en cualquier otro país no sería objeto de controversia alguna. Por segunda vez desde 1996, se hace necesario dragar el embalse de la represa Carraízo, para restituirle el 60% de capacidad que el sedimento le ha restado. Sólo que, en nuestro caso, la decisión de nuestras autoridades no basta; hay que tener el aval del Cuerpo de Ingenieros de Estados Unidos para hacer una obra en nuestro suelo. He ahí la esencia del coloniaje, para quienes piensan que el colonialismo es solamente una imputación teórica con base en conceptos etéreos del derecho internacional. Nuestra subordinación política a Estados Unidos es tal que no tenemos autoridad ni para hacer una obra completamente local.

En 1996, en medio de una grave sequía, hubo que esperar que un burócrata americano nos diera permiso para dragar. Hoy, todos esos que ensalzan el llamado Estado Libre Asociado guardan silencio ante situaciones como éstas, que prueban más allá de duda razonable que el gobierno de Puerto Rico no tiene autoridad alguna, que no sea la poquísima que el de Estados Unidos le deja tener.

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