Continúa «la farsa del Estado Libre Asociado».

Sé que la enajenación -- ideológica y mental -- de quienes creen en el ELA es legendaria, pero me resisto a aceptar que pueda llegar a lo que se le atribuye al autor del libro Una nación dentro de otra, a quien se le cita diciendo: «El planteamiento central que hace el libro es que Puerto Rico es una nación distinta a Estados Unidos pero que solo existe dentro de Estados Unidos.» Si bien la primera parte de esa afirmación es rigurosamente cierta, la segunda es una expresión colonialista que los puertorriqueños auténticos rechazamos. Somos una nación, a pesar de Estados Unidos. Somos una nación intervenida militarmente desde 1898 y sojuzgada políticamente, en abierta violación del derecho internacional. Somos una nación tronchada en su desarrollo en todos los órdenes por una potencia extranjera que, abusando de su poder económico y militar, ha conculcado nuestros derechos hasta el día de hoy.

Albors es otro de esos jóvenes de familias cuyas generaciones anteriores perpetraron el fraude político de 1950 al 1952 y que ahora se dedican a perpetuarlo con disquisiciones como éstas, con las que pretenden adecentar la colonia. He aquí otra de las grandes tragedias de nuestro país: la inteligencia al servicio de la ignominia colectiva.