La cobardía moral de los colonizados ricos

Da ganas de reír la forma «cautelosa» con la que el vocero de la Asociación de Industriales apoya la «iniciativa» del Comisionado Residente en Washington para que meramente se estudie el efecto de las leyes de cabotaje de Estados Unidos en Puerto Rico. Como desde tiempo inmemorial los independentistas hemos reclamado su eliminación, para no aparecer coincidiendo con los «separatistas», William Riefkohl sólo se atreve a pedir tímidamente que se estudie algo que es requetesabido. Con la usual cobardía política de la gente de su clase, lo deja en manos de los americanos, en este caso, de la General Accounting Office. Por lo tanto, si los americanos concluyen que todo está bien, don William se sentirá satisfecho con el dictamen de sus amos. Si ocurriera lo contrario -- cosa que dudo mucho -- entonces, se hará el cambio, con la autorización de sus jefes americanos, sin que él y los que él representa aparezcan como antiamericanos.

¡Así se comporta la clase adinerada en esta colonia!

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