El amado móvil

Se denuncia el abuso del beneficio gubernamental de un teléfono celular subsidiado por familia, obteniéndose hasta tres o cuatro mediante subterfugios, esquema que no me extraña, vista la fascinación general con la telefonía móvil. El país y el resto del mundo andan idiotizados con la posibilidad de hablar pendejadas a todas horas y en cualquier lugar, y si hay que hacer trampas para conseguir más de un telefonito de ésos, pues adelante.

Por supuesto que el invento es la mar de útil, pero hay un desquicie universal al respecto, que lleva a la gente a dejar de comer o pagar las cuentas, con tal de poder ser parte de la red de comunicación inalámbrica. Tanto es así que, cuando, queriendo dar cierta paridad a los pobres con los que tienen recursos para costear el aparatito,  se les subsidia uno, entonces quieren más, y están dispuestos a cometer fraude para obtenerlos.


He aquí el deterioro moral y social que nos aqueja, y que explica por qué el país está empantanado en todos los órdenes. 

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