«¡Arriba los de abajo!»

En este Día Internacional de los Trabajadores, su panorama no puede ser más desolador. Falta trabajo; y el que hay es mal remunerado y con poco o ningún beneficio marginal. La necesidad ha obligado a aceptar condiciones humillantes e infrahumanas. El capital está triunfante, dejando sin efecto, por revocación o práctica cotidiana, las conquistas laborales de más de un siglo. No fueron los obreros del mundo quienes se unieron -- de hecho, el sindicalismo está de capa caída -- sino los empresarios, para orquestar una crisis que «justificara» esta austeridad que empobrece al planeta, mientras ellos se enriquecen cada vez más. El capital gobierna, por lo que legaliza las prácticas más atroces contra el trabajo asalariado. Todo el sistema responde al capricho de los dueños, y el derecho laboral se ha convertido en derecho patronal.

En este 1ro de mayo, hace falta una revolución moral que rescate la dignidad del trabajador y la coloque en el sitial que le corresponde.