Apuntes para el expediente de la canonización

Puerto Rico no se podía quedar atrás en este desfile interminable de abusos sexuales del clero católico urbi et orbi. Unos abogados de Estados Unidos, a la manera de priestbusters, han venido a nuestro país tras la senda de abusos de un sacerdote de una orden religiosa que, a fines de los años 70, aprovechó su puesto en un colegio para dar rienda suelta a su pedofilia. Tal parece que esto podría ser el comienzo del destape de otra olla podrida de la Iglesia Católica.

Esos hechos coincidieron con la toma de posesión de Juan Pablo II como Papa. Pero, como él se dedicó a viajar y a tumbar el comunismo en su amada Polonia y el resto de Europa del Este, no tuvo tiempo para ocuparse de «trivialidades» como los curas pedófilos, a los cuales lo peor que les podía pasar era un traslado a otra diócesis o parroquia. Y aquí paz y en cielo gloria. Tanto así que al polaco lo han beatificado en tiempo récord; con lo que se demuestra que, cuando la Iglesia quiere, puede actuar diligentemente. En lo de los curas, arrastran los pies, como surge del hecho de que el cura de marras ya no lo es, pero sigue siendo monje, supongo que porque todavía la Iglesia no está plenamente convencida de su culpabilidad, y no lo quieren botar por completo de sus carcomidas filas.

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