«Mala leche»

Once años después de aquel reperpero porque a una madre lactante no la dejaron ejercer su oficio en una tienda de un centro comercial, surge otro incidente que ha dado lugar a lo que se ha llamado una «tetada», por parte de un grupo que se hace llamar Teta Exclusiva, Inc. Imagínese el lector.

Luego de aquel primer incidente, convertido en «causa célebre», el Poder Legislativo puertorriqueño se desbordó en protecciones legales, tanto civiles como penales, del derecho absoluto de lactar. De ello me ocupé en mi libro Medinaciones: Leyes de Puerto Rico Embromadas, pues, aunque la lactancia es cosa seria, la forma portoricensis de protegerla no lo es.

Y no lo es porque resulta absurdamente exagerada. Prueba al canto: la ley exige que los establecimientos comerciales, y otros abiertos al público, habiliten espacios para la lactancia, pero permite que, sin razón alguna, las madres lactantes opten por no usarlos, con lo cual se convalida la arbitrariedad y el capricho.

Exactamente lo que acaba de ocurrir. Independientemente de la forma más o menos adecuada de la intervención del guardia de seguridad del centro comercial, a la mujer se le dio la opción de ir al cuarto de lactancia, pero, evidentemnte, ella prefirió el exhibicionismo de hacerlo en público, y luego demandar judicialmente al centro comercial.

La «tetada» posterior confirma la apreciación de la «mala leche» con la que se hizo lo primero.

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