«Pidiendo la luz por señas»

En el afán de ganar votos, los gobiernos implantan políticas administrativas o públicas para congraciarse con ciertos sectores, concediendo beneficios, exenciones y subsidios a granel. Es lo que le han hecho a la Autoridad de Energía Eléctrica, legislando subsidios energéticos para todo el mundo bajo el sol, y ahora ésta anda «pidiendo la luz por señas».

Me parece que se ha instrumentado mal el Estado benefactor. Las ayudas deben reservarse para los verdaderamente necesitados; el resto de los mortales tiene que pagar la luz, aunque cueste cara. Los comerciantes y los industriales -- sempiternos llorones -- y las iglesias y ciertas instituciones sin fines de lucro tienen que pagar como cualquier hijo de vecino y de Dios también.

Si vamos a aceptar todos los fundamentos, justificaciones y razones para subsidios y tarifas especiales, nadie pagaría lo que corresponde, y eso, entre otras cosas, es precisamente lo que ha hundido a la AEE.

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