La otra curia percudida

Creo que antes de continuar hablando de «casos aislados», «golondrinas que no hacen verano» y «unas pocas manzanas podridas» en el contexto de la corrupción judicial, quienes lo hacen deben verse en el espejo de la Iglesia Católica y su problema de pederastia. Así mismo decían sus defensores a ultranza, pero el tiempo rápidamente los desmintió. Hay que ser prudente y «no meter la mano en la candela» ni «poner el cuello en el picador», pues es muy posible que esto sea peor que lo que se ha denunciado hasta ahora.

Las señales no son buenas. Al igual que ha ocurrido con aquella curia, en esta van a seguir apareciendo «cucarachas», según pase el tiempo y la gente pierda el miedo a hablar o se vea obligada a hacerlo. No es momento de recular ni recaer en las fórmulas trilladas de que tenemos una judicatura intachable, pues eso no es ni ha sido cierto nunca. Quien intente seguir con el juego del disimulo terminará desacreditado por la verdad que surgirá de todos modos.

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