De aguaceros y aguajes

Una vez más nos hemos comportado como lo que somos: un pueblo absurdamente asustadizo. El paso pronosticado de la tormenta tropical Bertha permitía a cualquiera con un conocimiento mínimo de nuestra geografía anticipar que gran parte del país -- por ejemplo, la zona norte --  no sufriría un impacto de consideración. Por lo tanto,  era totalmente innecesario tomar las medidas que, en efecto, tomó el gobierno para todo Puerto Rico. Si bien «es mejor precaver que tener que lamentar», eso, llevado al extremo, resulta, cuando menos, inconveniente. La exhortación del Gobernador a que todo el mundo permaneciera en su casa, a menos que tuviera que salir por una emergencia es claramente una medida exagerada. También lo es implantar la Ley Seca para todo el país desde 24 horas antes del paso de la tormenta.

Igualmente exagerado es celebrar conferencias de prensa televisadas para informarle al país de cuanto detalle nimio de la «emergencia». Es la manifestación de la mediocridad con la que se gobierna.

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