Lío grande en Río Grande

El arresto federal del alcalde de Río Grande y un abogado que prestaba servicios a ese y otros municipios, por corrupción, vuelve a dejar muy mal paradas a las autoridades puertorriqueñas. Uno se pregunta si es ineptitud o dejadez el hecho de que se esté tan frecuentemente a la zaga de las investigaciones del Gobierno de Estados Unidos. Ahora todo el mundo está «sorprendido» con las imputaciones al alcalde y persona de cierta prominencia dentro del partido de gobierno.

Resulta raro que todas estas fechorías hayan pasado inadvertidas por los funcionarios del gobierno local, sin dar pie a alguna sospecha que motivara una averiguación mínima que condujera a descubrir este entramado de corrupción. Me parece que lo que ocurre es que los gobiernos de turno piensan que destapando los desmanes de su propia gente se perjudican, por lo que los dejan pasar, con la esperanza de que no se sepan. Pero, ello es peor cuando todo queda al descubierto, pues la inferencia es que se trata de un encubrimiento por parte del gobierno.

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