Las Gladiolas marchitas

Se denuncia que el complejo residencial público Las Gladiolas, implosionado hace tres años, para hacer una obra nueva, está en un limbo burocrático, a pesar de que hubo planes concretos y fondos para dicho proyecto. La idea de reubicar allí a los residentes de esa comunidad, una vez restaurada, parece haber sido abandonada, al igual que el proyecto como tal. Algo debe traerse entre manos el gobierno, seguramente con el sector privado, para aprovechar ese espacio localizado ventajosamente, en vez de devolver a sus antiguos residentes -- gente pobre y prieta --  a lo que una vez fue su sitio.

No que Las Gladiolas fuera una comunidad modelo; ningún proyecto de vivienda pública -- sobre todo de ese tamaño -- lo puede ser. Contra toda lógica, el gobierno se empeñó en construir estos residenciales gigantescos -- este tenía 670 apartamentos en cuatro edificios -- y con ello creó situaciones sociales inmanejables. De nada valieron las advertencias que hace décadas se hicieron sobre ese modelo de vivienda pública integrado por una población heterogénea, con un gran potencial de conflictos internos y con el entorno social. Hubo una justicia social impensada y a la trágala, cuyos resultados conocemos.

Ahora, a ese origen fragmentado hay que añadirle este tardío y dilatado desarraigo, que poco bien le ha hecho a los antiguos moradores del lugar.

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