Estupidez empresarial

Parte de los problemas económicos que se viven se debe a los gastos exagerados e innecesarios en los que incurre no solamente el gobierno, sino la empresa privada, tan reputadamente eficiente e inteligente, pero tan evidentemente estúpida.

Tomemos por caso los edificios faraónicos que se construyen a un costo millonario y requieren un cuantioso mantenimiento. Hoy estuve en dos de ellos en la llamada «Milla de Oro», centro financiero de nuestra capital. Lo cierto es que lucen ridículamente vacíos, pues sus vestíbulos y otras áreas comunes resultan demasiado amplias para el tráfico humano que albergan. En ellos ubican empresas que una vez se jactaban de su solidez económica, y tuvieron que recibir el mantengo corporativo que hoy apenas las sostiene. Contrario a la imagen de opulencia que quisieron proyectar, actualmente, esos anchos y largos espacios vacíos anuncian la poca actividad económica que preludia la quiebra.

Si en esto y en otras cosas el mundo empresarial hubiera sido menos ostentoso, ahora no estaría en la situación precaria en la que se encuentra.

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