Empresas chatarra

Hay razones que no se ofrecen porque resultan inconvenientes. Por ejemplo, se anuncian cierres de plantas industriales, pero no se dice por qué, dejando la impresión de que se trata del efecto de políticas gubernamentales o la situación económica general. ¿Y qué del fracaso empresarial en sus múltiples vertientes?

Pongamos por caso una fábrica de enseres eléctricos como General Electric, que, de ser una marca de gran calidad hace décadas, ha venido a menos, hasta casi desaparecer del mercado. Sus productos no se venden ni «regalados»; por ende, la producción merma y hace innecesaria las plantas y los puestos de trabajo. ¿De quién es la culpa? Pues, de la empresa, por chapucera, fabricando enseres que cualquier técnico de reparación le dice al cliente que no sirven. Como éste hay muchos casos de empresas que se han hundido solas, por falta de calidad en sus productos y servicios.

Más allá de razones macroeconómicas, es la experiencia cotidiana de la gente la que sentencia la supervivencia de una empresa. Pero, claro, ningún empresario admite que su producto no sirve.

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