La traición de la generación del 40

Estos llamados a los sindicatos, tanto en el sector público como en el privado, a dialogar por parte del sector patronal tienen mucho de hipocresía y manipulación.  La conversación gira en torno de cuánto de su salario y otros beneficios deben ceder los empleados, obreros o trabajadores, mientras los dueños o jefes continúan dándose la gran vida, a pesar de la «crisis». Porque, francamente, no veo que la gerencia se afecte gran cosa en su nivel de vida: siguen yendo a los mejores lugares, comiendo la carne más cara y disfrutando de lujos, mientras sus empleados tienen que hacer grandes sacrificios para tener una vida digna. El día en que la clase gerencial esté dispuesta a ceder alguno de sus privilegios podremos creer en la verdad de la crisis. Pero, si hay dinero para safaris familiares con invitados gubernamentales, debe haber dinero para no despedir empleados y hacerle justicia salarial.

La crisis no es otra cosa que una excusa para la explotación y la burla de la legislación protectora del trabajo que una vez fue orgullo del país.

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