Sabios consejos al Consejo

Me parece bien que la Mesa Nacional del Consejo Latinoamericano de Iglesias se pronuncie en contra de cualquier abuso infantil -- principalmente, de la pederastia -- por parte del clero. Se presume que no van a estar a favor. Lo que hace falta, sin embargo, no son declaraciones grandilocuentes ni «espacios de restauración» para víctimas y victimarios, sino una actitud vigilante y decidida para evitar que ocurran estas cosas. Como he dicho antes, hay muchos casos en que no hay que ser adivino para saber que tal o cual seminarista católico o protestante presenta signos de aberraciones o inclinaciones ilegales o inmorales. Basta con escucharlos hablar o verlos gesticular. No nos hagamos los tontos. En esos casos, lo que las iglesias tienen que hacer es darlos de baja, antes de que pasen al sacerdocio o al pastorado que les va a permitir actuar como «lobos disfrazados de ovejas».

Incluso, una vez estos ministros del Señor están en funciones, la Iglesia no debe propiciar tanto contacto directo y sin supervisión para «ministrar» entre niños y adolescentes. De hecho, este asunto debe ser objeto de orientación a la feligresía, a fin de que no le confíe ciegamente sus hijos a curas y pastores que muestren un interés inusitado en estar a solas con ellos. Tiene que predicarse que «dejad que los niños vengan a mí» se aplicaba solamente a Jesús. Con los mortales hay que tener mucho cuidado.

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