El posibilismo enfermizo

Mientras no reconozcamos el coloniaje como la raíz de la «encerrona» -- como le ha llamado Roberto Ariel Fernández en su atinado análisis -- en la que vive el país, seguiremos dando vueltas a la noria de la impotencia. Ya se advierte el rechazo de algunas de las recientes propuestas ciudadanas para fortalecer la economía. La Secretaria de la Gobernación ha comenzado a hablar de las que sean «viables», es decir, las que nos permitan los americanos porque no afecten sus intereses en la colonia. El Comisionado Residente en Washington, fiel a su asimilismo, ha sido más explícito, al referirse a algunas de esas ideas como «separatistas» porque, según él, lo que conviene es integrarnos más a Estados Unidos, o sea, depender más de los americanos.

En uno y en otro caso, ya se ve la falta de voluntad política para adoptar las recomendaciones que de manera más fundamental cambiarían el cuadro de nuestra economía, la cual se concibe meramente como apéndice de la americana. Entre la actitud colonialista y la asimilista del liderato político del país, todo quedará en, si acaso, una que otra medida cosmética de poco efecto real.

Bien hizo el Partido Independentista Puertorriqueño al no acudir a esas reuniones y limitarse a referir al gobierno a su largo historial de propuestas, pues sabía que del entreguismo y la sumisión endémica al partido de gobierno nada bueno puede esperarse.

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