La coronela en su laberinto

No aprendemos. Seguimos creyendo que la solución está en traer «puertorriqueños de embuste» vinculados al Gobierno de Estados Unidos, pues se tiene la fe ciega de que, porque los americanos los han empleado a tal o cual nivel, eso automáticamente los capacita para hacerse cargo de atender eficazmente los problemas del país, en este caso, como ayudante del Superintendente de la Policía, otro boricua de boca.

Ahora traen a una militar retirada, que hace 30 años no vive aquí, y se piensa que por ser la primera puertorriqueña graduada de West Point y haberle servido al imperio en América Central, América del Sur, y el sureste asiático -- nos podemos imaginar en qué -- es el regalo de Dios al mundo.

Apunten la fecha... a ver cuánto dura en el puesto.

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