Ética menguada

Hay que ver con suma suspicacia el movimiento legislativo para limitar la jurisdicción de la Oficina de Ética Gubernamental. La ética es una virtud escasa; la gubernamental está en peligro de extinción. El actual gobierno se da muchos golpes de pecho, pero no es muy católico que digamos; es más, peca gravemente en el manejo de la cosa pública. Entonces, lo quiere arreglar todo para que sus manejos sean «legales», pero es el caso que la ética va más allá de la mera legalidad, un concepto que algunos se empeñan en desconocer.

No es momento de desmontar el aparato fiscalizador e investigativo del Estado, sino, todo lo contrario, de fortalecerlo. El amiguismo, el compadrazgo y el nepotismo rondan siempre los círculos del poder, por lo que es esencial que se mantenga la más amplia vigilancia de sus desmanes.

«El que no tiene hecha no tiene sospecha».

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