¡SanSe... acabó!

Aunque ha mejorado el comportamiento del público en las Fiestas de la Calle San Sebastián, todavía hay quienes ven en ellas una ocasión de desorden y exceso. La embriaguez de preadolescentes y adolescentes que se estrenan como tales apunta a una falta de supervisión de padres y encargados de estos menores de edad. Que haya habido madres con niños en cochecitos hasta altas horas de la noche da la medida del desenfreno con el que se toma la celebración.

El país tiene que seguir aprendiendo a disfrutar más moderada y sanamente. En la medida en que se permanece mucho tiempo en un ambiente en el que reina el alcohol, mayor es la probabilidad de que se termine en estado de embriaguez, con las secuelas que ello supone para la salud y la seguridad propia y ajena. Hay que saber cuándo retirarse, sobre todo si se anda con niños muy pequeños. En el mejor de los casos, los sitios donde hay una gran aglomeración de personas no son buenos para los chicos.

Ojalá la tendencia que se observa continúe hasta que las Fiestas vuelvan a tener un cariz más cultural y folclórico... y menos alcohólico.

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