Otra verdad que nos hará libres

Se sigue resquebrajando el mito americano; concretamente, la parte de la honorabilidad de sus Fuerzas Armadas. Al desprestigio de las atrocidades cometidas en Afganistán e Irak -- solo las más recientes en una historia larga -- y del salpafuera sexual en sus academias militares, ahora se suma el uso frecuentísimo de una versión sintética de la marihuana conocida por Spice. La droga es tan potente que, en algunos casos, ha causado esquizofrenia permanente, y en el mejor de ellos, las alucinaciones y otros efectos duran hasta una semana.

En una sociedad tan viciosa como la norteamericana -- así lo ha reconocido Obama, al admitir la culpa de su gente como consumidores insaciables de drogas en el esquema del narcotráfico --  esta nueva droga ha cobrado una gran aceptación. La soldadesca americana, que toma la guerra como un gran vacilón, es, pues, muy proclive a este otro «vacilón». También es posible que busque en este escape artificial una salida a la angustia que le produzca prestarse a ser los matarifes de su imperio. En cualquier caso, nada bueno hay en ese uso creciente de la droga entre las tropas de Estados Unidos.

Conviene conocer realidades como ésta, para que no admiremos equivocadamente a quienes no se lo merecen.

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