Los que nunca aprenden
Lo ocurrido en la despedida de año nos confirma como un país estupidísimo, que sigue aferrado a «tradiciones» malsanas y sin sentido. A pesar de la campaña amplia e intensa para que no se disparara al aire al filo de la medianoche, hubo cuatro víctimas, una de ellas que podría ser mortal.
Hay un sector de nuestra gente tan encallecido moralmente, que no responde a reclamos de clase alguna, no importa quien lo haga. El alcohol y las otras drogas nos han embrutecido hasta la enajenación mental y social. La violencia es modus vivendi de muchos; quien no tiene reparos en dispararle directamente a una persona, menos los tiene en disparar «inofensivamente» al aire.
A esos hay que «dispararlos» para el presidio, por no menos de 25 años de 365 días, sin descontarle ni uno por «buena conducta». Ya se les pasó el tiempo de aprender a portarse bien.
Hay un sector de nuestra gente tan encallecido moralmente, que no responde a reclamos de clase alguna, no importa quien lo haga. El alcohol y las otras drogas nos han embrutecido hasta la enajenación mental y social. La violencia es modus vivendi de muchos; quien no tiene reparos en dispararle directamente a una persona, menos los tiene en disparar «inofensivamente» al aire.
A esos hay que «dispararlos» para el presidio, por no menos de 25 años de 365 días, sin descontarle ni uno por «buena conducta». Ya se les pasó el tiempo de aprender a portarse bien.
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