Hay que ver el bosque

La controversia acerca del permiso para que una empresa turística ofrezca recorridos por el Bosque Seco de Guánica con, incluso, vehículos «todoterreno» pone de manifiesto la tensión entre dos intereses legítimos: la conservación de los recursos naturales y el disfrute de ellos con fines recreativos. En nuestro país, lo primero goza de rango constitucional, pero no excluye el desarrollo y la explotación, como actividad económica. Además, como país, no podemos cerrarle la puerta al turismo externo e interno que quiera admirar lo que la naturaleza nos ha regalado. Es, como en tantas otras cosas, una cuestión de lograr un acomodo o balance entre estos dos propósitos.

No hay duda de que la presencia de público en un ambiente contribuye a su degradación, en alguna medida. Algunos de los grandes tesoros de la humanidad, naturales o de patrimonio edificado, se han visto afectados por la gran afluencia de público, lo cual ha obligado a que se mantengan distancias y se tomen otras medidas de control y mitigación de la huella y la mano del ser humano.

Cuidemos que el afán de turismo rentable no perjudique sensiblemente el bosque, disminuyendo su valor ecológico.

Comentarios

Entradas populares