¡No fuña, Fortuño!

El Gobernador de Puerto Rico se queja, dolidamente, de que el Gobierno de Estados Unidos no atiende el problema de la entrada de las armas ilegales a nuestro país con el mismo celo que en los 50 estados. El pobre hombre, en su fantasía anexionista y asimilista, cree que merecemos igual trato, por obra y gracia de la ciudadanía americana. Pero, hombre, hay que ser un tonto de primera para creer eso. Los americanos no se quieren ni ellos mismos, y hacen distingos entre las distintas regiones de ese país. La gente del noreste son los «blanquitos», que miran por encima del hombro a los del sur y los consideran unos tarados que no saben ni hablar. A los del medio oeste, los tienen como unos campesinos ignorantes, que para lo único que sirven es para cosechar maíz, papa y trigo. De sus negros, ni hablar. Entonces, ¿dónde queda la gente de su colonia en el Caribe?

Los gringos están muy ocupados tratando de resolver sus graves problemas económicos y de seguridad. Lo que hay para repartir es para los americanos de verdad, no para unos aspirantes a yanquis, por los que, en el fondo, tienen que sentir el mayor de los desprecios. Un día de estos se lo van a tirar en la cara al gobernador Fortuño, si sigue fuñendo con sus reclamos de trato igual.

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