Peligro real e inminente

Pongo por delante que no he leído la norma policiaca reciente que pretende regular el uso de la fuerza mortal en el desempeño del deber. Pero, de lo publicado, me parece que no debemos «rasgarnos las vestiduras». Dejo a un lado si -- como todo indica --  se ha tomado el criterio ajeno de la norma imperante en Estados Unidos, para ver los méritos o deméritos de la cuestión.

Creo que debe reconocerse que la norma escrita o tácita en cualquier parte del mundo es que los agentes del orden público pueden tirar a matar cuando creen razonablemente que ellos u otros están en peligro de muerte a manos de un sujeto. No puede exigirse otra cosa a quienes un titubeo les puede costar la vida o grave daño corporal. Pretender que en fracciones de segundos se hagan distinciones bizantinas en cuanto a peligrosidad y se entre en precisiones de puntería para desarmar o incapacitar temporalmente es una irrealidad tipo Hollywood. Analizar una directriz partiendo de una interpretación tendenciosa es una falta de buena fe y honradez intelectual. Cualquier norma puede ser mal aplicada, pero ello no la hace menos válida. La aplicación de ésta habrá que juzgarla caso a caso, atendiendo a los hechos particulares de cada situación. No hay otra forma de equilibrar la balanza de la justicia.

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