Un elemento más

La oposición al propuesto toque de queda para los menores de 18 años, fundada en que «no es la solución al problema de la criminalidad», es desacertada. No hay tal cosa como «la solución» a un problema social como el crimen. Lo que sí hay son estrategias que, en su conjunto, pueden tener un efecto atenuante de la delincuencia rampante que vivimos. Es, pues, necesario adoptar un abanico de elementos que puedan, en mayor o menor grado, dificultar el ataque cotidiano al orden público.

Los jóvenes son, a la vez, autores y víctimas del crimen en grado significativo. En la medida en que el Estado tenga, como cuestión de derecho, la facultad de controlar la presencia de menores a horas más propicias para la actividad criminal se reducen uno y otro renglón de la delincuencia.

Discrepo de la posición del Partido Independentista Puertorriqueño--del que soy votante-- en esta cuestión. Los derechos son limitables, de manera razonable y por motivos de orden público y seguridad. No debemos oponernos automáticamente a todo lo que se proponga. El país vive una crisis que debe ser atendida con todos los recursos posibles, a pesar de una que otra dificultad en su implantación.

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